De todas las cosas que uno deja cuando parte hacia otros destinos hoy me quiero referir a la terapia. Si, al arrancar me dí cuenta que durante un tiempo no iba a tener esos encuentros de casi una hora en el que mi cerebro y yo hacíamos las pases y nos dejábamos llevar por los laberínticos pasillos de los recuerdos, los dramas y los problemas supuestamente sin solución.
Es que entonces me pongo a pensar que sin darme cuenta por estos días me encuentro haciendo una especie de autoterapia a prueba de kilómetros y poniendo un pie en el freno cada vez que intento sumergirme en mis, siempre a mano, dramones.
No se preocupen que no voy a hacer mal uso de la terapia, ni voy a poner una línea de ayuda psicológica, sólo lo uso yo este servicio a medida y sin devoluciones.
1 comentario:
Qué grande Ruqui!!! Te admiro, ponete un consultorio que te voy a visitar unos de estos días!
besos
Publicar un comentario