lunes, 30 de agosto de 2010

Viejo, pone el tocadisco!

Hoy les traje un regalo de 1957 que la rompe! Para poner a todo lo que dé! (cuando puse "lo que dé" recordé al boludo de la propaganda que dice que acelera el auto porque el auto "le pide")
Click en el título!

Hacele caso a tus padres(?)

Repentinamente me di cuenta que incorporé a mi vida cosas que mi madre o mi padre me inculcaron de pequeña y que creí que nunca iba a hacer. A saber:
- Como fruta después de comer
- No salgo con el pelo mojado a la calle con bajas temperaturas
- Me abrigo
- Cuando no sé una palabra la busco en el diccionario
- Pongo la plata en los bolsillos del pantalón y sólo dejo un poco en la cartera
Claro que todo aprendizaje puede resistirse y volverse casi una lucha sin cuartel contra el sistema, y mi combate está en andar en patas haga la temperatura que haga, sea el piso que sea y pase lo que pase.
Papá, mamá, los quiero pero mis patitas 41 van a ser siempre libres, digáis lo que digáis.

jueves, 26 de agosto de 2010

Ruqui-aventuras del pasado

Hoy fui a visitar a mi tío que está internado y mientras charlábamos e investigábamos para qué servía un botón de la pared, mi tía me ofreció una revista Pronto que no pude rechazar. Mientras la miraba veo una nota a Luciano Pereyra y en seguida vino a mi mente lo que he denominado "Mi encuentro con Luciano"
Hace varios años fui con mi amiga A a ver un recital de él al Gran Rex. Como las entradas no eran tan caras sacamos fila 2 al costado, realmente muy cerca del escenario.
Yo conocía dos o tres canciones del cantante en cuestión, sólo esa que dice "desde que tu te has ido", y la otra que dice "enamorado estoy, ilusionado estoy, la idea de tu amor me quema" (?), en fin, el hecho era acompañar a mi amiga y boludear un rato. No tenía mucha fe del espectáculo que iba a ver pero esa sensación se me pasó apenas se prendieron las luces del escenario y Lucianito salió a escena.
Y esa emoción no surgió por la presencia y el talento del artista, sino que lo que notamos es que Luciano salió al ruedo con la bragueta baja y una parte de la camisa asomaba por el cierre.
Para qué? Con mi amiga A nos empezamos a matar de risa, no sólo por el hecho en si, sino que las fans enloquecidas se mataban gritando "luuuciannnnoooo, laaa braaagueeetaaa", le hacían señas, le señalaban la zona, mientras que yo seguía tirada en la butaca muerta de risa.
Claro que el show del cierre sólo duró un tema porque una fan baja bollo le avisó a uno de seguridad que cuando bajaron las luces se acercó al cantante y al oído le dijo que tenía la "farmacia de turno".
Conclusión, después de eso el show valió cada minuto y ahora cada vez que vean a Luciano Pereyra se van a acordar de esta historia.

Debemos separarnos, no me preguntes más

Cuándo uno debe dejar de ir a terapia? Me pregunto esto porque yo no creo que vaya a dejar de ir pronto. Cuándo pasa que decís "bueno, ya estoy, creo que puedo sola"? Siempre tengo algo para contar, día por medio me pasa algo que se transforma en el disparador de la próxima sesión.
Muchos hemos pasado por ese momento de desconfianza en el que pensamos que nunca nos vamos a dejar de ver con el terapeuta porque sino se le acaba el negocio. Entonces un día hacemos la prueba de decirle "esta semana no me pasó nada" y el psicólogo aprovecha y trae nuevamente un bardo del pasado que creímos haber solucionado para encontrarnos a los 20 minutos llorando a pata suelta y maldiciendo la idea de decirle que no pasaba nada.
El llanto es una cuestión a la que quiero referirme. Creo que nadie en el mundo me ha visto llorar tanto como mi terapeuta. Y lo más indigno es que, como hago diván, las lágrimas se me van para los costados metiéndose en mis oídos casi como un tsunami de lágrimas que no hay pañuelito que soporte.
Ojo que no estoy en el momento de decir basta de terapia, es más la necesito y creo que va a llegar el momento que la realidad o la terapeuta me va a decir "flaca, chau".
También creo que si uno logra manejar los silencios incómodos de la terapia ha encontrado a su psicólogo para toda la vida. Quedarse callado y no sentir la necesidad de decir algo, aunque más no sea un "en fin, no sé, puede ser", se transforma en una batalla ganada contra las necesidades inútiles en ese ámbito donde desde un principio una fue a plantear que está harta de hacer las cosas para agradarle a los demás y que nadie lo note.
Por todo lo dicho, y por los problemas venideros, es que no quiero dejar de ir a terapia pero creo que parte de la curación psicológica es que uno sea lo suficientemente sano de decirle a Freud y sus secuaces "hasta aquí llegó mi locura".

jueves, 5 de agosto de 2010

Los boludos son unos genios

Me acabo de dar cuenta de una realidad impactante!
Salí de terapia y luego de notar con que facilidad me pierdo en complicaciones inútiles sobre temas sencillos, entendí que hasta ahora me vengo riendo de la gente boluda o que no se preocupa por nada, cuando en realidad ellos se ríen de mí.
Los mal llamados por mí, giles son en realidad unos grosos que entendieron antes que nadie que no vale la pena preocuparse por lo que hacemos o lo que no, lo que tenemos o lo que no, lo que sabemos o lo que no sabemos.
Ellos, tranquilitos con su alma, andan por ahí mucho más livianos que yo, que como una salame voy por la vida preocupándome por aquello que puedo manejar y lo que no.
La gilastruna era yo y nunca me di cuenta. Pensé que mi angustia crónica por todo lo que me rodea era una manera de volverme adulta, con problemas de adulta y pensando el mundo de los adultos. Y no, nada que se le parezca a la adultez llegó, de hecho me transformé en una pseudo adulta tan preocupada por todo que se perdió, por lo menos, la mitad de las cosas copadas que disfrutaron los antes conocidos como giles.
Y ahora que lo voy escribiendo me doy cuenta que seguramente estos tipos y tipas deben haberse sentido mucho menos frustrados, mucho menos mal queridos, mucho menos perdidos que los preocupones entre los que me incluyo, casi como una socia fundadora.
Disculpas a los ex-giles y trataré de aprender de ustedes cuando pueda dejar de pensar y preocuparme por todo. Ya lo lograré!