lunes, 27 de septiembre de 2010

Una tarde de primavera

Este es un temón que vengo escuchando una y otra vez desde hace unos días y se los comparto de copada nomás.
Hagan click en el título y chau pinela!
(el día que aprenda a poner el video directamente acá no me para nadie, si alguien sabe, espero las indicaciones)

El fabuloso mundo de los extremos de la vida

Hace unas semanas atrás internaron a mi tío abuelo y el problema principal no era su salud, sino que mi nonna (su hermana) no se entere que estaba internado. Al ponerme a pensar en esto, además de idear excusas para decirle a la nonna antes de salir a las corridas a las nueve de la noche, me dí cuenta que estábamos haciendo con ella lo mismo que mis padres hacían con nosotras cuando eramos niñas.
Cuando era chiquita no recuerdo mucho los momentos de muertes de familiares, ni sabía lo que era un velatorio, no me enteraba que la gente de la familia se enfermaba y después, como consecuencia de ello, se moría. Por un lado no me enteraba porque mis padres no nos llevaban ni a velatorios ni a ver enfermos, y por otro lado porque nos inventaban cualquier historia, como la vez que se nos murió nuestro canario Naranjito y nos batieron que se había volado.
Así fue como para evitarnos el dolor de perder a alguien, o a algo, nos inventaban historias con final casi feliz que nunca incluía la muerte o el sufrimiento de alguien.
Y hoy con mi nonna hacemos lo mismo no le contamos que su hermano está internado, que mi hermana se pegó un palo con una moto hace un tiempo, que robaron en mi casa con mi hermana adentro, que me caí de la bici, que mi papá se cayó de su bici (es de familia, como verán), que una vecina murió hace bastante tiempo.
Bueno, todo eso que le puede causar mucho dolor no se lo decimos, pero internamente creo que hay muchas cosas que ella supone y no pregunta para auto evitarse su propio dolor. Y así nos pasaba con mi hermana cuando eramos chicas y las dos en nuestras mentes sabíamos que la gente, las mascotas y todo ser vivo que dejábamos de ver era obvio que se moría, pero no preguntábamos mucho tampoco.
Así que amigos todo se repite, así como de chicos conocíamos gente nueva todo el tiempo porque recién empezábamos a vivir, de viejitos nos va a pasar lo mismo pero porque no nos vamos a acordar de nadie y de nada por más de 5 minutos. Así nuestros familiares se van a ocupar de hacernos la existencia menos chota y nos van a escribir una especie de diario de Irigoyen versión casera contando sólo lo que nos guste escuchar.