martes, 30 de marzo de 2010

El padre "misery"

El otro día fui a la facultad a hacer un trámite. Hace años que no iba y sigue todo igual. Pulcritud de universidad privada en una pública, mucha bici, mucho adolescente recién ingresado que no encuentra su aula, todo igual.
Llego al lugar donde tenía que ir para finalizar el trámite y delante mío había un señor, grande que se acerca a la ventanilla y tarda un rato largo, por lo menos más de lo que yo puedo esperar, por lo que empecé a tratar de escuchar cual era su problema. En eso escucho que el señor le dice a la administrativa: "Hay alguien más con quien yo pueda hablar, con el rector, alguien? porque mi hija me dice que viene a la universidad pero yo le encontré este certificado y no tiene nada aprobado, osea que a la universidad no viene"
No lo podía creer! A ver caballero, su hija ya es mayor de edad, si no quiere estudiar que no estudie, dejela en paz. Eso daba ganas de decirle, pero tenía pinta de padre muy jodido y tenía una calentura para 6 cubiertos por lo que tampoco me animé a refunfuñar por su tardanza.
Después me iba caminando y pensaba en cómo sería el momento en que ese padre y esa hija se encuentren y discutan "por qué la nena no me va a la universidad!?". Pobre flaca.
Salí de la universidad, llegué a casa y tomando un máte con mi papá, ve mi certificado de materias aprobadas y me dice "ufff, cuantas materias que diste, no te cansaste?
Un genio mi padre!

domingo, 28 de marzo de 2010

La caída

Sólo a título informativo les cuento que me caí de la bici, aterricé como una pelotuda en el pavimento y mi hombrito izquierdo, mi muslito y mi piecito se rallaron dejando frutillas que ya están cicatrizando.
Duele el hombro? Si, duele
Duele la muñeca? Si, duele, bastante
Pero nada más que eso, porque de sólo recordar la cantidad de ciclistas que me trataron de ayudar, el llanto por el jabón que me pegué y mi insistencia en repetirles a todos "estoy bien, gracias, que pelotuda que soy, ni sé cómo me caí" mientras me levantaba del medio de la calle, supera el dolor. Si, la vergüenza supera todo!
Estoy bien, voy a seguir andando en bici, porque una caída, es un golpe pero también un aprendizaje, él cual dice que "hasta los boludos merecemos hacer deporte"

miércoles, 24 de marzo de 2010

Hay una campaña en mi contra

Volví a andar en bici. No elegí el mejor día, ya que fue feriado y olas de ciclistas salieron al Parque Saavedra a despuntar el vicio sobre las dos ruedas. Igualmente la gente ésta vez no fue el problema. Ni la gente, ni los mosquitos que me trago, ni los nenes que gritan, ni los colectiveros que, por cierto, están muy amables. Ésta vez el problema fui yo.
Arranqué andando tranquila, a mi ritmo que es 10 veces más lento que el del resto del universo, no es una novedad, pero iba bien, tranquila, cantando mentalmente una canción que me gusta. No había problemas a la vista en los primeros 5 kilómetros, no había drama a los 10 kilómetros, tampoco pasó nada malo a los 15 km. Era raro, pero lindo estar tan tranquila. Hasta que a los 18 kilómetros de recorrida empiezo a sentir la bici pesada, pesadísima. Pedaleaba y era como si mi peso se hubiera multiplicado tanto que me impedía avanzar. Empecé a frenar cuando veo que la rueda de adelante era como un disco de masa cruda, como si en vez de rueda de goma le hubiera puesto plastilina.
Se pinchó la rueda, dije. Frené, mire un poco como si entendiera o supiera como solucionarlo y, no nos engañemos, no sabía que hacer. Así que me saqué el casco, tenía la frente llena de marquitas porque mi bocho es grande, pero no me importó porque más ridícula quedo con casco y lentes de leer, así que sabiendo que estaba a 2 putos kilómetros del auto, empecé a caminar.
Me enojé con todo lo que me rodeaba y me enojé con el destino que hizo que me quedara la calza al mejor estilo ´80, con un culo largo que traté de tapar con el casco pero era peor el remedio que la solución.
Eran como las 11 de la mañana, calor, mucho calor. Yo caminaba y veía pasar a todas las demás bicis a los santos piques y refunfuñaba mientras caminaba "hijos de puta, disfruten sus bicicletas de mierda y la puta que los parió, mierdas", "claro, no me podría haber quedado a tres cuadras del auto, bien en la conc... de la lora se viene a pinchar esta rueda de mierda". Eso decía y repetía una y otra vez, hasta que noté que los padres del novio de una amiga me miraban. Si si, la amiga puteadora de su nuera, soy yo!
Los saludé, me miraron con condescendencia pero yo necesitaba seguir caminando y ellos seguir con su footing, así que ahí seguí, con 2 km. esperándome para ser sufridos, especialmente porque me crucé a mi papá, que me preguntó si estaba todo bien, para acompañarlo con un "bue, camina que yo te espero en el auto"!!!! Quedate conmigo, padre abandónico, pero ni me escuchó!
Esa es una de las nuevas pistas de que debo dejar de intentar con los deportes, pero si creen que un clavo, un culo ochentoso, dos kilómetros a pata y un sol agobiante me van a frenar, capás que tienen razón, ya veremos.

(Nota para los fabricantes de asientos de bicicletas: A ver si los pueden hacer más grandes y acolchonados porque sino van a recibir una denuncia mía. Es obsceno ese tipo de asientitos!)

viernes, 19 de marzo de 2010

Del marote

Tener dolor de cabeza desde hace 2 días saca lo peor de mí, tengo ganas de salir con un palo a romper vidrieras, cada vez que tocan una bocina me genera un sentimiento de violencia tan grande que tiraría el bolso en el medio de la calle y empezaría a darles golpes de puño al "capót" del auto. Nada me frena, ni con un colectivo me van a parar los basuras que tocan bocinas indiscrimidamente todo el día, no se dan cuenta que tocar bocina no los hace ir más rápido, pelotudos?
Hoy odio la vida, es así. Si se me pasa el dolor de marote puede que sea otra la historia, pero hoy es todo una gran nube negra.

viernes, 12 de marzo de 2010

Actitud positiva

Hoy me senté en el aula de la facultad esperando que lleguen mis compañeros y me puse a analizar el aula hasta que vi que en uno de los bordes del pizarrón alguien escribió "somos inteligentes".
Genial!

La gula me pierde

Quienes me conocen saben que tengo un temita con la comida, me gusta comer, todo lo que pueda y nunca tengo sensación de estar llena hasta que me agarra una buena patada al hígado y entiendo por las malas que mi manera de comer no está bien.
Desde que me mudé que cuando estoy mirando la tele me agarran ganas de comer algo dulce y para colmo de males tengo un kiosko a pocos metros por lo que a veces me pego una corrida y me vengo con alguna que otra delicia.
Ayer a la noche la necesidad de algo dulce era aterradora. El té no tenía ni gusto porque le faltaba algo de compañía. Con sólo 2 pesos en el bolsillo me dije "dos Guaymayén!!" Así que salí y me los compré, sin poder dejar de ver a dos pibes que me miraban y se sorprendían. Pensé "qué, nunca vieron a alguien desesperado por algo dulce?" para luego notar que lo que miraban era que yo había salido en pantuflas turquesas y el pantalón del pijama!!!
La necesidad de gordituras me había segado por completo. Como pude abrí la puerta, traté de esconderme pero era inútil, la gente esperaba el colectivo, los autos paraban en el semáforo y yo, que no largué los Guaymayén ni por casualidad, entré a mi casa entre colorada de la vergüenza y feliz por tener a esas delicias y a mi sillón esperando para ser disfrutados.
Ahhhh, también me compré dos Flyn Paff, la felicidad fue completa.

Los ´80 tienen nombre y apellido: The Cure

Acá las dejo una canción divina de The Cure. Canciones como esta hacen que lo quiera matar a besos a Robert Smith!

martes, 9 de marzo de 2010

Rompiendo el hielo

Luego de mucho miedo, terror, pánico y demás pensamientos horribles acerca de mi destino dental, agarré el teléfono, llamé al odontólogo que mi obra social ahora me ofrece y pedí turno.
Para mi sorpresa tenían turno para ese día, no estaba preparada mentalmente pero a veces es mejor no pensar. Así que pasaron unas cuatro horas y yo me encontraba en la sala de espera del odontólogo pensando que me esperaban minutos terribles.
Cuando me llamó entré y me estaba esperando en la puerta del consultorio. Se ve que no le calculé al espacio y cuando lo saludé con un beso, y sin querer, me tocó la teta izquierda. Dejé pasar el momento sin ponerme nerviosa o incómoda ya que lo que me esperaba era más grande que una simple tocada de teta accidental.
Me siento, todo olía a ese espantoso olor de consultorio odontológico. Me hace unas preguntas y me dice que me va a revisar. Revisa, anota, revisa, anota hasta que noté que se me venía el diagnóstico que no quería escuchar.
Luego de anotar algo más en la computadora, se da vuelta y me dice "bueno, no es nada grave, no hay caries, no hay infección, sólo son las encías"
Me sonreí, respiré aliviada y pensé en por qué había esperado tanto para sacarme el problema de encima.
Terminó la consulta con una Ruqui mucho más relajada, nos saludamos con un beso, está vez sin más contacto físico que él de las mejillas y salí tan contenta. Caminé por las calles escuchando música, parecía que venía de la mejor primera cita de la historia. Pero no, nada de amor ni ninguna de esas paparruchadas, sólo era felicidad de haber dejado atrás uno de los mayores temores que me vienen persiguiendo, dejar para mañana los dolores que puedo arreglar hoy.

viernes, 5 de marzo de 2010

Los vicios y la inflación

Antes, hace un par de años, cuando cobraba iba y me compraba un bolso, una pilchita, un par de zapatos. Hoy, la crisis y los problemas que acarrea la inflación hacen que mis vicios y mi tendencia a la compra compulsiva se vean un poco perjudicados, es por eso que hoy me conformo con mi nuevo aliado mercantil: el esmalte de uñas. Con unos pocos pesos puedo complacer mi espíritu consumista, mi bolsillo no sufre inclemencias y mi botiquín ya no se siente tan vacío con esas pocas curitas y el alicate que solía tener.

jueves, 4 de marzo de 2010

Al final, no es casualidad

No estoy para nada de acuerdo con los encuentros casuales en la calle, en el cine, en donde sea. Nunca me favorecen y no veo que la cosa vaya a cambiar.
Ando caminando por ahí bien peinada, combinada, sin cara de salame por el mundo y no me encuentro a nadie. Pero es cuestión de estar hecha un escracho para cruzarme con toda la gente que no veo hace años.
La última vez me encontré con un pibe del secundario que me había gustado por lo menos 4 de los 5 años que duró el colegio. Yo estaba en el colectivo, del lado que daba el sol, no corría ni una gota de viento y yo ya era una con el asiento. Tenía el pelo pegado en la cara y en el cuello, la planchita no me había quedado bien, los lentes se me resbalaban con el sudor y yo tenía la mirada clavada en un nenito que no paraba de llorar.
Con todo mi odio y sudor el pibe me dice "ey, qué haces? todo bien?" y yo tendría que haberle dicho "a vos te parece que estoy bien? hagamos como que no me viste y seguí tu ruta. Fijate en facebook si estoy bien". Pero no, le dije con mi mejor cara "uhh, si, todo bien, tanto tiempo, qué es de tu vida?". Para qué le pregunté!!!??
El relato de su vida, que no me interesaba y que no escuché, incluía palabras como hijos, mi mujer, comprar casa, mi suegra.
Es por encuentros como este es que no quiero encontrarme gente de casualidad, como que se impone que yo me tengo que interesar por la vida de alguien que no me interesó hasta ahora, me tiene que ver en uno de mis peores días y tengo que compartir una charla que desde que empieza quiero que termine.
Por eso es que propongo que si esa jodita del horóscopo sirve para algo nos avise antes de salir que nos vamos a encontrar con gente que no queremos ver. Estemos preparados para estas situaciones de la vida, carajo!

lunes, 1 de marzo de 2010

No hay necesidad, recuerde esta frase, Señor/a

De cuantos problemas nos ahorraríamos si todos tuvieramos en claro que no hay necesidad de decir o hacer determinadas cosas que supuestamente le agradan a otro o que el otro necesita.
Y no sólo me refiero a cuestiones del amor, el afecto o como les guste llamar, la gente está diciendo o haciendo cosas creyendo que es indispensable esa acción cuando no lo es.
Paso a ejemplificar: si salimos y nada hace pensar que tenemos que pasar a otro nivel, no me empieces con el romanticismo barato y la mar en coche porque sé que esto no va a dar para más y se nota que vos no estás tan enganchado como decís estar. Otro ejemplo, la gente que te dice que te queda divino un nuevo corte de pelo que, luego de tres horas frente al espejo, vos y yo sabemos que no es de los mejores y que de acá a 15 días tu vida capilar va a estar limitadísima. Así como también, en el otro extremo, tenemos a la gente que tira lo primero que se le pasa por la cabeza y no tiene en cuenta que todos tenemos un corazón o un ego muy fáciles de poner en jaque.
Por eso es que no siempre hace falta ser cruel o complaciente, basta con pensar un instante antes "hay necesidad de que yo diga esto?" y así la vida de todos sería diferente. Lastimamos, ilusionamos, confundimos a los demás y a nosotros mismos con palabras y gestos que si los ahorráramos sería tan lindo todo, no?
Entonces las reglas serían:
-No digas cosas pensando que el otro quiere que digas eso
-No digas cosas que acá, en Bélgica y en el polo norte son una guachada
- Si no lo sentís, no lo sentís, nada de mentiras
- Prometer cosas que no cumplís, no no y no, pulgar abajo
- Si me queda mal algo, o me decís con amor lo que opinás o te callás, pero nunca me tires un "ayy que lindo" cuando no te gusta porque se arma

Y podría seguir poniendo más reglas pero como la idea ya está comentada me parece que no hay necesidad! Clarito?

Si se les ocurren más reglas, son más que bienvenidas.