viernes, 30 de octubre de 2009

Feliz cumpleblog!

Si si señores, dos años de blog!
Quién lo hubiera dicho!?

Aprovecho para citar la frase del jugador de beisbol Gramática (o alguno de esos deportes) que dijo "para todos los boludos que no creían en nosotros"
Ustedes que leen este blog, por lo tanto no forman parte del grupo antes mencionado, les quiero agradecer por pasar por aquí, leer y comentar. Sigan haciéndolo si no quieren que me enoje y los denuncie por ciberacosadores. No es broma!
Os quiero!

Charlemos con los adolescentes

En mi carrera ascendente en la educación me toca darle clases de inglés a un grupo de adolescentes de 15 a 17 años que poco y nada quieren mi presencia en el aula pero, en fin, a mi me pagan por enseñar y yo les enseño, que tanto.
Al principio me costó interpretar el mundo de estos gurrumines, especialmente porque el único contacto que tenía con seres de su edad era odiarlos en el colectivo y tener ganas de matarlos cuando hablaban en un idioma inentendible.
A estos, mis alumnos, la verdad que aprendí a quererlos y me gusta compartir un rato con ellos.
Hoy terminamos de hacer las actividades de la clase y nos quedaron unos minutos para charlar de ellos y sus temas adolescentes.
Durante la semana los padres de los alumnos habían tenido una reunión con las autoridades por el bajo nivel del curso, por lo que me pareció interesante saber cómo había salido ese encuentro. La charla que tuve con los alumnos fue así:
YO: Y chicos, qué pasó con la reunión?
Alumna: Y se juntaron los padres y los directivos y llegaron a la conclusión de que no nos gusta estudiar y que somos vagos. Y la verdad, tienen razón
Yo: Ahhhhh, mira vos!

No supe qué más decirles. Conclusión contundente si las hay a la que arribaron.

El fin del mundo se acerca, papá!

Una tarde calurosa terrible que pasé leyendo historia de la educación agentina para amargarme un poco más y entender un poco menos. Toda la tarde de incorporar conocimiento, poco y nada pero incorporando al fin, no podía haber dejado mi mente en el mismo estado en que la había encontrado.
Después de tres litros de máte y calor hasta en las uñas, mi padre se asoma y me dice de ir a la terraza para que los perros correteen un rato. Le hago caso y llevamos a los canes.
Después de un rato de respirar empiezo a notar que una cantidad importante de bandadas de pájaros pasan volando todas para el mismo lado. Una tras otra, tras otra, toneladas de pájaros que rajaban todos para el mismo lado.
Cada vez que veo este tipo de espectáculos de la fauna recuerdo la vez en que ocurrió el Tsunami, y ahora les explico por qué.
En la tele contaron que los animales habían anticipado el fenómeno con sus actitudes. Un ejemplo que se me grabó fue que los pájaros desaparecieron un día antes.
Así es que mi mente tremendista empezó a rememorar toda esa información y, como se venía una tormenta terrible, dije "chau, estamos al horno".
A mi padre le llamó la atención que mirara tanto hacia el cielo y me interrogó:
Padre: Qué hay que mirás tanto?
Yo: Mira los pájaros, que raro, se van todos, algo pasa!
Padre: Eh? Qué pájaros? No veo
Yo: Allá, allá, ahí vienen más. Mmmmmm, esto no me gusta nada
Padre: Ah si, ahí los veo
Yo: Esto es raro
Padre: Eh? nooooo, a ver hija, hace calor, son golondrinas, vienen desde no sé donde porque llega el verano, no digas boludeces

...Listo, ya entendí, mi espíritu apocalíptico lo tengo que tener apagado o dejar de mirar películas que hablen del fin del mundo y el 2012.

jueves, 29 de octubre de 2009

El furor del licuado

Pasó el día de la madre y, además de preciosos regalos que les dimos a las madres de la casa, ha llegado a nuestras vidas esa juguera a la que le metés la fruta con cáscara y te sale un regio licuado de lo que se te ocurra.
Mi madre está obsesionada con ese artefacto y con pedirnos que comiéramos fruta, así que fuimos con mi padre y mi hermana a comprarlo.
Al principio lo miraba con desconfianza pero a las pocas horas ya estaba metiendo cuanta fruta tenía en la heladera y ahora me transformé en una máquina que analiza mentalmente qué fruta o qué verdura combina con otra.
Los chocolates, las galletitas, las caramelos me miran desde su lugar extrañados porque ellos, mis fieles amigos, no entienden porque ya no los visito tan seguido como antes. Pero no desesperen, siempre guardo un lugar en mi corazón y en mi panza para ustedes.
Porque todos sabemos que el licuado es sólo un furor que por ahora no puedo abandonar pero que pronto podré combinar con otros vicios, ya sean las golosinas o ya sea el vodka para preparar daikiris de frutilla.

Frases inolvidables

Ayer fui a terapia y, además de muchas cosas que dije y escuché que no vienen al caso, arranqué mi sesión con la siguiente frase:

"vengo mal de ego, de autoestima, vengo mal. (silencio) Si, mal mal"

viernes, 23 de octubre de 2009

El eterno regreso al médico

Cada vez que tengo algún problema de salud dudo por algunos minutos si ir o no al médico porque mis problemas nunca se solucionan de una vez y para siempre. Que venite en 20 días a ver como sigue, que ese ruido al respirar no me gusta nada, que anda a ver al cardiólogo que te derive al neumonólogo, que hacete una placa, que una ecografía, traeme todos los estudios cuando los tengas y vemos cómo seguimos.
No señores médicos del mundo, y de mi obra social especialmente, una no está par dar vueltas y vueltas. Quiero enfermedades que se curen con una pastilla y que para esa pastilla no me tengan que hacer ni una prueba para ver si soy alérgica, ni que tenga que recorrer las farmacias de los 100 barrios porteños para conseguirla. La frase "lo tengo en falta, te lo traigo para mañana" ya no va más, mis oídos no la quieren escuchar.
Ah, y otra cosita, no se puede tomar antibiótico para todo, así que doctores no los den a troche y moche porque además con esa jodita de que uno no puede cortar el tratamiento se complica todo aún más.
Cuándo va a ser el día en que un doctor me diga "naaaa, dejalo que sólo se te va a ir", cuándo!?

Ah, a este tipo lo conozco!

Ayer a la noche me quedé en casa de mis padres a dormir, y como esta semana empezó Ciega a citas, todos lo vimos en la casa paterna.
Lo más sorprendente no fue que nadie protestara, sino que las reacciones de mi papá fueron lo más gracioso de los 45 minutos de programa.
Cuando lo vio a Sebastián Wainrraich lo primero que dijo fue "uh, mira el pelado de la radio, actúa bien eh".
Después siguió con un "pero no es gorda la chica esta, por qué le rompen las pelotas? es un poquito culona, pero nada más".
Y para cerrar la noche, cuando la vio a Silvia Montanari tiró un "quién es ese, Michael Jackson?"
Sublime!

jueves, 22 de octubre de 2009

Crisis

Se acuerdan cuando las entradas a un recital no salían más de 50 pesos, que linda época no?

viernes, 16 de octubre de 2009

Epa teacher, que boquita!

Caminar por Liniers en hora pico no es un trabajo sencillo. Y ni les cuento tratar de cruzar las calles.
Llego a una esquina para cruzar, el semáforo estaba en rojo para mí, así que espero mi turno y mientras tanto presencio un hecho desafortunado. Un micro frena para que uno de sus pasajeros baje, mientras que un auto atrás supone que los 32.000.000 de metros que le quedaban para pasar no eran suficientes y empieza a tocar bocina a lo loco, creo que enojándose de su incapacidad para darse cuenta de que podía pasar.
Yo, que iba escuchando música, no soporte más y dije en un tono ni muy alto ni muy bajo "pero dale boludo, pasa que tenés lugar".
Era obvio que el conductor no me podía oír pero creo que el que si me escuchó fue un alumno mío del colegio que estaba comprando el regalo del día de la madre y de yapa se llevó el recuerdo de su profesora puteando en un español perfecto.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Escuchate esta Domingo Faustino

No sé por qué carajo se te ocurrió traer los plátanos esos de mierda a toda la ciudad y plagar la vida de polen y plumeritos que se me meten en la nariz logrando que sienta ganas de salir a matar a todos tus descendientes y pegarme un atracón de Aerotina cual cocainómana en Plena noche porteña.
Lo de ser un botón que no faltaba nunca al colegio te lo dejo pasar, lo de darle a la nieta de Dalmacio Velez Sarsfield mientras él escribía el Código de Comercio, también, pero lo de los plátanos es imperdonable.
Pobres árboles no tienen la culpa, pero dejame de joder, acá Google dice que hay más de 900.000 especies de plantas y justo los plátanos estos tenías que poner! No hay derecho!

Conclusiones no apresuradas

Hoy hablabamos en terapia de las ex relaciones sentimentales y de lo boluda que es una idealizando. Entonces llegué a la siguiente conclusión: "yo en las relaciones compré la idea de que era Disney pero me dejaron pasar solamente al tren fantasma"

Encontremos a Lisa


Se perdió por zona Oeste. Abran los ojos a ver si la ven por ahí. Gracias!

lunes, 12 de octubre de 2009

Año luz

Toda mi vida se ha regido por años, como por ejemplo en la infancia por los años de escuela, en la adolescencia los años que duraba la secundaria y en la facultad por los años que duraba la carrera.
Después se empezaron a incorporar otros objetivos, temas o tópicos que marcaban el paso del tiempo, las relaciones amorosas, la duración en los empleos, el tiempo que faltaba para las próximas vacaciones.
Pero como nada en mi mundo es tan sencillo hace dos años que para fines de septiembre me pintaba un bajón, depresión o cómo se llame insoportable e inevitable. Sin razón alguna los dos últimos años me despertaba un día con una angustia detestable y ahí me quedaba por dos o tres semanas deprimida tratando de explicarle a la psicóloga lo inexplicable y buscando excusas que justificaran esa sensación tan fea.
Para alegría mía este año me pasé de largo la "temporada de lágrimas" que le cagó un poco los últimos 2 cumpleaños de mi amiga A y aquí me ven, contenta, fresca como una lechuga y sin ganas de pegarme la bajoneada que me hacía medir los años anteriores. No te voy a decir que soy un canto a la salubridad mental pero va queriendo.
Así que bienvenidos fines de septiembre y principios de octubre felices, o por lo menos zafables.

Como dice Homero Simpson...

...en el avión necesito dos asientos para las gemelas.
Así podría comenzar este relato que intenta llevar un poco más de claridad a la oscura relación que estamos entablando el ciclismo y yo.
Puedo soportar la bicicleta ridícula que me tocó en suerte, puedo aguantar la cara de boluda que tengo con el casco y los anteojos, puedo tolerar que me pasen como alambre caído y hasta puedo manejar con honor el temita de los insectos que se me pegan en la cara.
Pero lo que no es negociable es el item "calzas", esos pantaloncitos ajustadísimos que nada tienen que ver con mi estilo de vida y, mucho menos, con mi modo de alimentarme.
No hay manera de no ser "la tipa del culo gigante" con esa prenda de vestir del demonio, ni siquiera en negro te hacen zafar! El mundo debería dividirse entre los que pueden usar clazas y los que no.
Asíque eso no se negocia. Si quieren por mi salud doy 70 vueltas al Parque Saavedra sin tomar ni una gota de agua, pero las calzas se quedarán debajo del short que me pongo, y no se habla más. Moda? Excentricidad? No no, amor propio!

lunes, 5 de octubre de 2009

Bolufrástico psicológico I

Comienzan algunas entregas de frases que digo en terapia y me quedan grabadas, no por ser geniales, sino porque no puedo creer que las digo.

"Básicamente, la gente feliz me saca de quicio, ultimamente eh, bah no, hace mucho"
"Me da miedo que esas ganas de ser violenta salgan para afuera"
"La angustia nunca para, en eso soy muy constante"
"Yo antes tenía más dignidad"

Ya vendrán más...

jueves, 1 de octubre de 2009

Los grandes misterios de Ruqui I

El otro día estaba en mi trabajo charlando con unas compañeras y una contó que se le rompieron los lentes y que no veía un pomo, entonces le dije que a mi me molestaba usar los lentes, los cuales no me saco porque sino no veo nada. A lo que una me dice por qué no me ponía lentes de contacto, y no me quedó otra que contarle la historia de mi prueba de lentes de contacto y su fatídico final, que ahora les voy a contar a ustedes..
Corría el año pasado y luego de separarme me dije "Ruqui, mejora tu imagen, cortate el pelo y decile adiós a los anteojos"
Así que puse manos a la obra y luego de pasar por la peluquería y por el oftalmólogo sin ningún altercado, llegó el momento de entrar a la óptica para hacer la prueba de los lentes de contacto y comenzar a vivir una viva liberada del anteojo-nerd que me acompañó desde purreta.
Me recibe la Sra. óptica que no paraba de hablar y de relatarme los beneficios de los lentes de contacto. Me siento en un sillón en la parte de atrás del local y la Sra O me da un lente de contacto de prueba para que lo toque y note que no era para nada rígido, idea que yo traía en la mente.
A los pocos minutos me dice que me va a probar los lentes para ver cómo reaccionaban mis ojos. Me hace tirar la cabeza para atrás y me pone el lente. Me pide que parpadee y me pregunta si hay algo qué me molesta. A lo que le respondo que no, para luego sin ninguna explicación le diga estás textuales palabras "no me molesta pero me siento mal"....
Acto seguido, a los 2 segundos me tiro para atrás y me desmayo. Si, ahí quedé, no me pregunten cómo, por qué o qué, pero me quedé ahí dura como una tabla, con los ojos abiertos en blanco, la boca abierta, la lengua enroscada y blanca como un papel, según me relataba la Sra. O.
Lo próximo que recuerdo es haberme despertado con la cara de la óptica mirándome de muuuy cerca y pegándome cachetazos al grito de "sos epiléptica? sos epiléptica?"
A lo que yo recuerdo balbucear "no no no, qué pasó". No sé que sentía más allá del dolor en la cara y un cansancio insoportable. Me pidió el teléfono de mi papá para que me fuera a buscar. No sé que número le dí, pero parece que el correcto porque al rato mi padre me llevó a casa, de ahí a la guardia y de ahí a dormir unas 4 horas de siesta.
De más está decir que sigo usando los anteojos de nerd de siempre y que cada vez que paso por la óptica la mina me mira como diciendo "ni se te ocurra entrar".

La futura loca de los gatos

Ahora que mi casa da a la calle me doy cuenta de lo mucho que me molesta que la gente haga cualquier tipo de actividad apoyada en mi ventana o en mi puerta. No voy a hacer referencia a que mientras esperan el colectivo me apoyan las botellas de gaseosa o las latas de cerveza en la ventana cual barra de boliche, o que apoyan las zapatillas en la pared y me marcan toda la pintura.
Me voy a dedicar exclusivamente a aquellos que se sientan en mi escalón a contar sus historias más privadas. Un caso muy recordado es él del grupito de adolescentes que se comentaban con lujo de detalles todas sus conquistas amorosas y el momento de descubrir que varias muchachas habían sido compartidas. Entre carcajadas ellos disfrutaban de su anécdota mientras yo me perdía de todo lo que pasaba en la película que estaba mirando.
Fue en ese momento cuando me paré detrás de la puerta y pensé en darle un golpe a la puerta para darles flor de susto, pero un segundo después pensé en lo ortiva que era ese accionar y en lo vieja que me estaba poniendo por no tolerar la situación.
Y me empecé a hacer la cabeza y a decirme a mi misma "si con 27 años no te bancás que se sienten en tu puerta, a los 40 te ponés en la azotea con un rifle de aire comprimido a lo Maradonna. Controlate"
Así que subí el volumen de la tele, me quedé tranquilita en mi sillón y me alejé de mi vejez sólo por ahora.

Y al perrito qué le doy?

Luego de la triste semana en la que Homero, mi perro, casi pasa al otro mundo y luego de haber estado más tiempo en "la clínica para perritos" ( me gusta decirle así) que en mi propio hogar, me quedaba una visita más al veterinario y, como buena obsesiva, siempre pido que lo atienda el mismo médico especialmente porque me da miedo que otro venga y meta la pata.
El veterinario en cuestión era un pibe como de mi edad, igualmente no lo ví como potable porque estaba preocupada en que no se muriera el perro, así que entablamos relación de "dueña medio boluda que llora porque el perro se le muere" y "veterinario que se ocupa del perro". Pero para la tercera visita, cuando Homero ya estaba mejor, hablábamos más onda amigotes que otra cosa. Para la cuarta visita él me contaba que había ido a ver una carrera de coches , que era de La Pampa y que se había peleado con su mejor amiga, con la que comparte casa, porque el novio de ella le come las cosas de la heladera cuando la va a visitar.
Y mientras charlábamos y el veterinario me decía "mira lo que te estoy contando!", el perro casi durmiéndose en camilla de metal dejaba de lado nuestros dramas y nos demostraba que los humanos aburrimos mucho .