martes, 11 de noviembre de 2008

De por qué Ruqui no va al gimnasio

Hace algunos años atrás decidimos con mi hermana y una amiga empezar el gimnasio. La idea si bien no me encantó, fue aceptada por una sola razón, el lugar me quedaba a 4 cuadras de mi casa.
Ya desde la primera clase las cosas no arrancaron bien. Las tres juntas parecíamos el 5, el 9 y el arquero de Defensa y Justicia. Si, nuestros atuendos dejaban mucho que desear, pero eran acordes a nuestra comodidad.
Dejando de lado el tema "look", pasemos al hecho de que mientras hacíamos un ejercicio con unas mancuernas, las muy graciosas de mi hermana y nuestra amiga no me avisaron que el señor que se me había acercado para explicarme como hacer el ejercicio no era el profesor, sino un perfecto desconocido, que si bien podría haberlo hecho de copado, tenía un shorcito casi invisible, una musculosa que dejaba ver todo su torso hiper re contra re peludo y una cara de psico que se la pateaba.
Cuando el tipo este se aleja y las miro a las chicas estaban matándose de risa a cuatro manos, como si supieran que ese encuentro iba a ser sólo una muestra gratis de lo que se venía, ya que las siguientes clases el tipo me saludaba y se fijaba si hacía bien los ejercicios.
Luego de unas semanas, como 3, las chicas dejaron de ir por diversas obligaciones, pero yo, como sólo estudiaba, seguí un poco más, hasta ese día fatídico, que paso a relatar.
Llego al gimnasio, y como para esos días iba sola y ya sabía la rutina, me llevaba los walkman y hacía lo mío.
Arranco con la bici fija (el invento más boludo de la historia), sigo con un ejercicio para brazos, otro para piernas, hasta que llego a un aparato para hacer dorsales. Ahí había una tipa, de la cual solíamos reirnos con mis amigas, que estaba sentada charlando con otro, asíque me acerco, me saco los walkman y le pregunto si lo va a usar, a lo que me mira por sobre el hombro y me dice que si. Hace como que se va a levantar para hacer un ejercicio, pero sólo es un amague, porque agarra una botellita, se vuelve a sentar y sigue charlando como si nada!
Como noté cierta hostilidad, evidentemente había notado que nos reíamos de ella, decidí ir a hacer otra actividad mientras tanto para evitar resquemores.
Termino mi rutina, sigo escuchando música, dispuesta para irme a casa, cuando me toca el hombro el profesor, me saco los auriculares y lo miro. La charla fue más o menos así:
Profesor: disculpame, te pasa algo?
Ruqui: No, por?
Profesor: Ah no, porque tenés una cara de culo que pensé que te pasaba algo malo.
Ruqui: Ehhhhh, no, estoy bien, gracias, chau.

Y ahí terminó, en ese y en todos los gimnasios del mundo, la relación de Ruqui con ese tipo de actividad física. He dicho!

5 comentarios:

Mar dijo...

dejame decirte que no tuviste suerte! si bien ir al gym no es lo mejor que me paso en la vida todo sea porq mis cositas sigan en su lugar... y pra mi q el tipo quiso vengar a la q estaba sentada en el aparato ese, que se habia dado cuenta de q siempre se reian de ella... fija

Taller Literario "El Plumero" dijo...

JAJAJAJA! Me rei mucho de este comentario, la otra amiga era yo no? Porque es como que esa etapa de mi vida quedo borrada, no se porque razon o circunstancia!
Ah! Y para mi el aparato mas boludo del mundo es la cinta fija, porque alguien quiere pagar por caminar entre cuatro paredes cuando es algo tan gratificante ver el cielo y los pajaritos?

annie dijo...

Romi, me hacen reir mucho tus historias!
El tipo ese era cualquiera, no dejes de ejercitarte por esa razón (si es que te gusta). Igual creo que es más diver ir a correr o andar en bicicleta afuera, no en el gimnasio, aprovechá!

besii

marita dijo...

no corran que saca celulitis!
no coman porque engorda!
no sean felices porque da envidia!
no tengan lindo cuerpo porque los demás te dicen gato barato!

chicas: a sufrir!!! o a buscar a alguien que nos acepte como somos!

La Criatura dijo...

Jaja, muy divertida tu epopeya.
¡Qué bueno que alguien todavía use walkman!
Decime que vas con calzas, vincha, muñequera y tobillera y la completamos genial.