Por qué será que cuando uno cuenta una anécdota suele usar el latiguillo "lo más gracioso es que..."?
Uno no se da cuenta del poder de las palabras, porque esa pequeña frase genera en el oyente una espectativa muy grande. Eso que vamos a contar realmente tiene que ser lo más gracioso, sino deberíamos decir que "lo que me resultó, capás, un toque divertido es...", o "y después me reí porque", pero me parece que usar el "lo más gracioso" es una exageración innecesaria, especialmente si no se aclara si es lo más gracioso acorde a esa historia pedorra que estamos contando o si es lo más gracioso de los últimos 50 años.
Nota del autor: Esto (esto de pensar estás cosas, digo) pasa cuando uno tiene tiempo libre y lo más gracioso es que no tengo tanto tiempo libre ahora que me doy cuenta.
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