Ahora que mi casa da a la calle me doy cuenta de lo mucho que me molesta que la gente haga cualquier tipo de actividad apoyada en mi ventana o en mi puerta. No voy a hacer referencia a que mientras esperan el colectivo me apoyan las botellas de gaseosa o las latas de cerveza en la ventana cual barra de boliche, o que apoyan las zapatillas en la pared y me marcan toda la pintura.
Me voy a dedicar exclusivamente a aquellos que se sientan en mi escalón a contar sus historias más privadas. Un caso muy recordado es él del grupito de adolescentes que se comentaban con lujo de detalles todas sus conquistas amorosas y el momento de descubrir que varias muchachas habían sido compartidas. Entre carcajadas ellos disfrutaban de su anécdota mientras yo me perdía de todo lo que pasaba en la película que estaba mirando.
Fue en ese momento cuando me paré detrás de la puerta y pensé en darle un golpe a la puerta para darles flor de susto, pero un segundo después pensé en lo ortiva que era ese accionar y en lo vieja que me estaba poniendo por no tolerar la situación.
Y me empecé a hacer la cabeza y a decirme a mi misma "si con 27 años no te bancás que se sienten en tu puerta, a los 40 te ponés en la azotea con un rifle de aire comprimido a lo Maradonna. Controlate"
Así que subí el volumen de la tele, me quedé tranquilita en mi sillón y me alejé de mi vejez sólo por ahora.
3 comentarios:
aire comprimido! aire comprimido! jajajja
sí, matalos Ruqui.... igual ahora tenés rejita así que te evitás ese problema! jajaja
Besos
Igual agradecé que no te pasó como a mí que si me tuve que bancar una "conquista amorosa", o para ser más exacta, a un señor conquistdísimo por una "señorita" a la cual no escuchaba (gracias a dios) porque estaba del otro lado de un teléfono...
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