Estúpido y sensual Horvilleur

Y fuí con Anita a ver al señor Emanuel Horvilleur a La Trastienda (pelado volvé, te perdonamos). Un recital en un horario acorde a purretas enamoradas del cantante en cuestión, y dos viejitas, una renga y la otra con shocks de sueño cada vez más incontrolables (Nota de autor: ya lo comenté a mi psicóloga, es algo normal que me duerma siempre).
Luego de algún traspié en el camino al encuentro musical, ingresamos al establecimiento y allí estaba el susodicho, entonando su segundo tema de la noche, "19" para ser exacta, enfundado en un overol rosa que no dejaba nada librado a la imaginación, especialmente si se lo miraba de atrás.
Dejando de lado el hecho de su atuendo, él cual para los bises ya había mejorado notablemente, continuó un bello recital con temas nuevos, viejos, intentos fallidos de rapeo loco y mucho grito adolescente que era acompañado por incitación a la violencia del Sr. Horvilleur, quien hacía uso y abuso de la ya conocida impunidad del guapo.
Más allá de los detalles recitaleros en si, me dí cuenta que me alegra ver que los artístas demuestran felicidad al ver que el público responde y los acompaña en sus carreras. Quizás sea todo un engaño, pero cuando alguienque uno ve hace mucho logra llenar lugares y demostrar que eso le gusta es como una emoción de tía viendo a su sobrino en acto escolar.
Por ejemplo, en el recital de Emanuel Horvilleur estaba mezclado con el público el Sr. Tony, cantante de Tony 70, banda que había tocado en el mismo lugar hace dos semanas, con una concurrencia evidentemente inferior en número. Y a pesar de estar duro como una tabla, quizás no notó esa diferencia y es un golpe bajo, pero yo tuve tiempo de imaginar eso, asíque trnquilamente puede haberlo pensado.
Bueno, hasta aquí las teorías baja bollo de Ruqui y del por qué Tony debería haberse bajoneado y Horvilleur debería seguramente sentirse feliz.