Punto de inflexión

El regreso de este fresco y el día lluvioso contribuyen, y no de la mejor manera, a que mi estado de ánimo no sea el mejor.
Para arrancar tengo la necesidad imperiosa de cortarme el pelo, y eso no puede ser una buena señal, como me dijo mi amiga María Anahí, y a quien ayer cité, la gente le pone demasiadas expectativas a las cosas. Este es el caso, en el que supongo que cortarme el pelo me hará ver con mayor claridad las cosas, aún las que ya veo claramente.
Es increíble la claridad con que muchas veces se pueden presentar las cosas, una frase, un gesto, una mueca ínima nos ponen la realidad tan al descubierto, como una cachetada, que es imposible hacerse el tonto. Y es ahí donde cambia el ánimo, donde las expectativas que uno pone se hacen un boyito y se van al tacho. Y ahí van, adios amigas, fue lindo tenerlas mientras duró.
Uno también debe reconocer que pone a prueba a esos gestos a esas frases, internamente las buscamos, sabemos qeu están ahí, pero no queremos escucharlas tan de golpe.
Quizás quien las dice no nota el poder que tienen, o nosotros al decirlas creemos que pasaran inadvertidas, pero no, nada pasa de largo.
Y cambiamos el ánimo,nos vamos mentalmente del lugar, nos parece mentira que la sinceridad se nos ría un poco en la cara.
En fin, decir, no decir, encontrarnos con frases, gestos, escenas de esas que cambian todo y decirles "y si, ahora ya te ví/oí/sentí, ya que viniste quedate qeu ahora no me puedo hacer la boluda"