Una vez, luego de un exámen recuperatorio, la profesora me llama para darme la calificación de dicha evaluación y utiliza las siguientes palabras antes de permitirme disfrutar del aprobado: "esto es más un premio al esfuerzo y el empeño que a los resultados obtenidos".
Me fuí de la institución con una sensación rara, entre felicidad y extrañez porque sentía que no era un aprobado del todo, lo cierto es que no pude olvidarme de ese momento.
Hoy que no tenía mucho que hacer me puse a pensar en esa sensación que había tenido, para lograr definirla de alguna manera.
Y descubrí que por una vez en la vida alguien me había reconocido como una persona perseverante, de ahí la sensación extraña porque no suelo ser perseverante en nada.
En realidad lo que me ocurre es que soy perseverante cuando no hace falta y no soy perseverante cuando supuestamente debería serlo.
Ahí está el problema, tengo mal enfocada la perseverancia. Y además otro tema es que supongo que la perseverancia en las obligaciones, los deberes, los interéses, las relaciones, etc., etc., deben tener la misma dosis, y no, me estoy dando cuenta que no es así.
Pero como no hay un aparatito que mida la cantidad correcta, pues me seguiré equivocando, hasta que aparezca otra persona, como aquella profesora, que me indique que algo es resultado de la dosis de perseverancia correcta.
2 comentarios:
por primera vez me voy a dignar a hacer un comentario serio en tu blogspot ( o como se escriba): no creo q tengas la perseverancia mal enfocada, sino q no todo requiere perseverancia. que vos decidas poerla en una situacion y no en otra habla muy bien de vos y de tus elecciones. creo q sino fuera asi estarias jodida! imaginate el esfuerzo constante q seria ti vida!! besis amiga!!!
Cani tiene razón, yo soy constante en todo y resultante muy cansador ruqui! Hacés bien, elegir está bien, no siempre es bueno ser constante... mirame a mi con la brasilera.... just shoot me!!!!
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