miércoles, 9 de abril de 2008

Relato de un náufrago

El despertador suena cada vez más fuerte,como si el pequeño artefacto supiera que nuestro nivel de tolerancia aumenta junto con el volumen alcanzado. Los ojos hinchados, la boca seca, los pies apoyándose en el piso helado producen un sacudón en cada una de las arterias. El esfuerzo para levantarse es insoportable, pero no tanto como la creciente seguridad de que ese iba a ser otro día repetitivo como los últimos 365.
El ritual del baño, el del desayuno, el de intentar deshinchar esos ojos que luchan por seguir cerrados. Cada parte de ese rito parece alargarse con el único objetivo de prolongar lo más posible el momento de salir a la calle. Pero el momento llega. Y a la rutina ruidosa y desapacible de la vida normal (?)
Los pies, las uñas, el pelo, la ropa, todo pesa más de lo normal. la espera del subte ya no le parece eterna, tiene cada paso calculado por reloj. No mira la hora, porque la sabe y porque el peso de su propio cuerpo lo deja inmóvil.
Sin esfuerzo alguno es arrastrado por un mar de gente que lo sube al subte, ni falta le hace caminar, todos lo empujan a seguir, a subir, a bajar, a salir de la estación, entrar a su trabajo, aceptar las ordenes, ordenar, archivar, tirar lo inútil, generar dinero, comer en cierto horario, ir al baño en un tiempo determinado.
Pasaron las horas de trabajo, de nuevo ese mar de otros cientos de hombres lo empuja a apagar su computadora, cerrar su maletin y bajar a las profundidades del subte que de un empujón lo devolverá a su casa.
La llave, el picaporte, el tenedor, el vaso, el control remoto, todo le pesa demasiado. La hora de dormir volvía a ser un escape. Otra vez poner en hora ese artefacto endemoniado. Los pies tocan el piso helado y se apartan pero sin violencia. La sábana lo cubre y el cuerpo queda atrapado, quieto, rígido, hasta la hora de volver a luchar con el peso.

Esto lo escribí hace un tiempo, y no sé si vale la pena compartirlo, pero ahí va. A veces lo releo y me pongo a pensar.

2 comentarios:

Manahi dijo...

me gusta...pero me asusta. siento q si a este relato le sumas el post tuyo de "pone los fideos" o algo asi....ay mamita!
hoy escuchaba la cancion de los redondo queso ruso y me acorde de tu post ese...

paso de moda el golfo
como todo viste vos
como tanta otra tristeza
a la que te acostumbras...

no se porq lo relacione

Mar dijo...

este relato me gusta poq esta escrito como una especie d mini cuento, pro como apunto manahi, me asusta un poco a mi tmb!
pro la rutina se puede cortar hay maneras d hacerlo, aunq sea en pequeñas cosas pra q levantarse a la mañana ya no sea tan insoportable...