domingo, 17 de enero de 2010

Expedición Ruquinson

Apenas llegamos a Bariloche una de las actividades que todos queríamos hacer era subir al refugio Frey en el Cerro Catedral, claro que el asunto no era como ir a caminar por la peatonal, sino que eran 4 horitas para subir y 4 para bajar, por lo que la mente y las extremidades tenían que ponerse de acuerdo para aunque más no sea empezar a caminar.
Así fue que comenzamos con A y L a darle rienda suelta a nuestro espíritu aventurero. En el camino nos encontramos con Mauro, un tano de 40 años que no quería entregarse a la travesía solo por lo que se nos unió, y mi teoría es que a los 10 pasos se dio cuenta que se había juntado con tres inmaduras que se reían de todo. Pero bueno, se quedó con nosotras a pesar de nosotras.
La caminata comenzó animada, tratando de entendernos con Mauro, descubriendo que era vecino de A en la ciudad y que el tano tenía el segundo trabajo más estresante del mundo: controlador aéreo.
Claro que en la charla no estábamos solos porque durante todo el camino nos seguían abejas, abispas, tábanos y cuanto bicho se les pueda ocurrir, lo que hacía difícil concentrarse en charlar, caminar, entender a Mauro y espantar a los bichos con las 2 camperas que me dijeron que tenía que llevar, lo que no me informaron era que las iba a tener colgadas de la mochila todo el camino.
Promediando el ascenso me daba cuenta que el aire no me estaba alcanzando y me dije a mi misma "vez, por cosas como esta tendrías que haber hecho actividad física durante el año". Dejé de lado esa idea, ya no servía para nada lamentarse.
A todo esto yo lo miraba a Mauro y decía "este flaco no piensa cansarse, transpirar, algo!!??". Mis amigas también estaban cansadas, no tanto como yo, pero por lo menos tenían la decencia de agitarse, tomar agua de a ratos y putear a los bichos de vez en cuando.
En un momento le dije "Mauro, vos no te vas a cansar?" a lo que me respondió "me canso pero disimulo". Buena respuesta pensé pero yo no estaba ni para disimular.
En eso levanto la mirada y como un oasis en el desierto vi el refugio y pensé que no debería ilusionarme porque quizás era como cuando la gente va caminando a Luján y ve la Basílica pero nunca llega, entonces seguí caminando, respirando las dos gotas de aire que me entraban en los pulmones, cuando de golpe...llegué!
Si, L, A, M y R habían llegado, sentía una mezcla de alegría, tranquilidad y revancha hacia mi cuerpo cachuzo porque mi mente le ganó.
Almorzamos, dormimos, caminamos hasta la nieve, hicimos culipatín y decidimos que era la hora de volver, lo que significaba 4 horas de pura caminata, las cuales me iban a demostrar que era mejor subir que bajar!
Pero las 4 horas de vuelta me sirvieron para pensar, además de para caerme de culo, y considerar seriamente que mis vacaciones de ahora en más necesitan de un, aunque más no sea un, evento de este estilo para desafiarme y aprovechar esas horas para charlar un rato conmigo.

4 comentarios:

Mar dijo...

Veo que nos pusimos al dia! Estas a full!
Que bueno que la psaste de maravillas, igual era como un poco obvio que es inevitable pasarsela bomba en Bariloquie!
Me pone contenta que tomes desafíos de esa índole, pero creo que lo máximo que pude desafiar a mi cuerpo fue el Cerro Campanario y debe agregar que como desafío es bastante pobre! jaja

marita dijo...

muy bien Ruqui! a por más desafíos!
me dió mucha gracia: me canso pero disimulo! registren esa frase que nos llenamos de plata!
besos

manu dijo...

Te felicito por la meta cumplida Ruqui, en esos desafios siempre se da la lucha interna entre la mente por sobre el cuerpo y una vez que llegas la sensacion es magica sobre todo el lugar que elegiste para hacerlo, otra vez bien por vos!!!!

Taller Literario "El Plumero" dijo...

En realidad me parece que el señor nos lo dijo porque dabamos pena de lo cansadas que estabamos y decirnos que el estaba bien era un tanto cruel...bien por Mauro! Fue un esfuerzo muy grande subir pero valio la pena