Ahhh, que lindo vacacionar, relajarse, no tener demasiados horarios, conocer gente tan diferente y tan parecida al mismo tiempo. Tengo tanto que contarles, así que arranquemos nomás.
En el capítulo de hoy: mundo hostel
Nunca había ido a un hostel y debo decir que la experiencia fue de lo más encantadora. Llegamos con mi amiga L al lugar donde, por algún llamativo detalle, se había traspapelado nuestra reserva por lo que la primera noche Ruqui y L fueron a dormir al sopi, como Dios manda, pero esa noche nos vino de regalo así que nadie se quejó.
Una de las cosas más particulares de los hostel creo que es el momento de la cocina, ahí se mezclan los olores, los sabores, la cultura que cada uno trae y al momento de cenar los colores que se ven en los platos podrían ser una obra de arte de algún museo.
Algunos meta ponerle ajo y cebolla hasta a las tostadas, otros friendo hasta el agua de la canilla y los demás mezclando máte con pizza, más la tarta del día anterior y probando una cucharada de una comida de la que ni siquiera entendés el nombre.
Otra cosa interesante es la manera de ponerse en contacto con los demás y, como para darse a entender hacemos una mezcla de señas, gestos y palabras que se parecen más al dígalo con mímica que a una charla.
Ya les iré contando momentos específicos del viaje para reírnos un rato, siempre de mí y no conmigo!
1 comentario:
Que diver! Espero las ruquiaventuras!
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