Novedades de ColdPlay, nuesvo disco y he aquí uno de sus cortes.
viernes, 21 de octubre de 2011
sábado, 15 de octubre de 2011
Comedia para todos
Los años me han enseñado que casi todo en la vida puede tomarse con humor y transformarse en una buena anécdota para salvar la noche en alguna reunión con conocidos o para recordarlo en casa y reír a carcajadas.
Si estoy en confianza, puedo decir que las hechos más impresentables de mi vida los recuerdo con humor y los repito mentalmente hasta que llegué el momento de desdramatizarlos olímpicamente.
Desde concurrir a médicos, pasando por abandonos de novios, situaciones familiares disfuncionales hasta obsesiones varias, todo me ha servido para que la vida no me haga estar más inadaptada de lo que estoy.
Sin ir más lejos el otro día les contaba a unos amigos lo que me pasa últimamente en los medios de transporte público, más precisamente en el colectivo.
Todos los días para ir a mi trabajo me tomo el mismo colectivo, con la misma gente específicamente en la primera parada del recorrido. Uno, como buen loquito, suele encariñarse con un lugar específico del colectivo y suele querer viajar en ese lugar, claro que una persona normal sólo lo desearía, pero para mí es casi un amuleto sentarme en ese lugar elegido.
Pero claro, siempre suele subirse alguien delante mío y, a pesar de tener todo el colectivo para él, va y se sienta es "mi" lugar. Aclaro lo de mi lugar con comillas porque entiendo que ese lugar no ES propiamente mío... aún.
Sorteado este detalle del asiento usurpado, paso a otro de mis conflictos, el cual ocurre cuando me siento en un asiento doble y la persona que sube detrás de mi, repito que teniendo todo el colectivo libre, viene a sentarse a mi lado. Por qué me pregunto yo, y debo confesar que una vez lo dije en voz alta espantando a la persona que se sentó conmigo.
Les reitero que comprendo perfectamente el concepto de medio de locomoción público, pero por alguna razón mi cerebro y mis temas psicológicos no parecen hacer caso a las normas de convivencia y tolerancia del mundo en general.
Puede ser que me afecte tanto que alguien se me siente al lado para compartir codo a codo un viaje de no más de 20 minutos? Tiene que haber una explicación como esas que pregonan que no tolero los vínculos estrechos, que alejo a las personas para no sufrir, que necesito espacio. No puede ser sólo intolerancia a los humanos.
Si estoy en confianza, puedo decir que las hechos más impresentables de mi vida los recuerdo con humor y los repito mentalmente hasta que llegué el momento de desdramatizarlos olímpicamente.
Desde concurrir a médicos, pasando por abandonos de novios, situaciones familiares disfuncionales hasta obsesiones varias, todo me ha servido para que la vida no me haga estar más inadaptada de lo que estoy.
Sin ir más lejos el otro día les contaba a unos amigos lo que me pasa últimamente en los medios de transporte público, más precisamente en el colectivo.
Todos los días para ir a mi trabajo me tomo el mismo colectivo, con la misma gente específicamente en la primera parada del recorrido. Uno, como buen loquito, suele encariñarse con un lugar específico del colectivo y suele querer viajar en ese lugar, claro que una persona normal sólo lo desearía, pero para mí es casi un amuleto sentarme en ese lugar elegido.
Pero claro, siempre suele subirse alguien delante mío y, a pesar de tener todo el colectivo para él, va y se sienta es "mi" lugar. Aclaro lo de mi lugar con comillas porque entiendo que ese lugar no ES propiamente mío... aún.
Sorteado este detalle del asiento usurpado, paso a otro de mis conflictos, el cual ocurre cuando me siento en un asiento doble y la persona que sube detrás de mi, repito que teniendo todo el colectivo libre, viene a sentarse a mi lado. Por qué me pregunto yo, y debo confesar que una vez lo dije en voz alta espantando a la persona que se sentó conmigo.
Les reitero que comprendo perfectamente el concepto de medio de locomoción público, pero por alguna razón mi cerebro y mis temas psicológicos no parecen hacer caso a las normas de convivencia y tolerancia del mundo en general.
Puede ser que me afecte tanto que alguien se me siente al lado para compartir codo a codo un viaje de no más de 20 minutos? Tiene que haber una explicación como esas que pregonan que no tolero los vínculos estrechos, que alejo a las personas para no sufrir, que necesito espacio. No puede ser sólo intolerancia a los humanos.
Saturday Night Live
Los sábados a la noche son un punto de inflexión para los solteros. Y dentro de este selecto grupo de "de a uno" que encontramos podemos decir que hay muchas subdivisiones.
La primera podría ser la de los infatigables que cada sábado empilchan y se producen para salir e ir al encuentro de otros solteros con la esperanza de transformarse en la cita inamovible del resto de los sábados del otro.
Después tenemos a los que no se producen y están a la espera de los sonidos mágicos del celular que les anuncien que aquel que creían que se había olvidado de ellos, finalmente los recordó. Luego tenemos a los que creen que los sábados no son días diferentes a los demás e inundan sus noches con películas, video juegos, cervezas y pizzas sin moverse del sillón más que para abrir nuevamente la heladera o atender al chico del delivery de la heladería.
También, no podemos olvidarnos, de los chateadores que visitan cuanta sala de chat exista con su nik perfectamente pensado y su capacidad intacta de conseguir una cita, claro que vía internet, para la semana.
Obviamente que tenemos muchos más estilos de solteros pero más allá de eso, pensaba qué hace que muchos de los seres humanos sin pareja ocupen su tiempo en pasarse al bando de los que si la tienen. Qué hace tan atractiva la posibilidad de tener un otro al lado, y especialmente los sábados a la noche.
Es difícil ser soltero, como casado, como estar de novio, como la primera cita, como la última. Pero indefectiblemente la mayoría intenta perseverar en la dificultad de ser dos.
Y más allá de la comodidad de ser uno, casi sin excepción buscamos la manera de que, mientras nos servimos la segunda copa de vino, pensemos que estar con otro quizás podría ser mejor.
Pensaba esto luego de ver una película en la que la protagonista se separa y tiene que adaptarse a su nueva vida de soltera viviéndolo con pesar y siendo el lugar donde todos depositaban sus miradas condescendientes hacia la nueva "sola" del grupo.
En esta película ella transcurre su nueva soltería con citas fallidas que involucraban seres impresentables, para llegar al final logrando enamorarse y ser nuevamente la mujer feliz.
Y pensaba que quizás podrían haber mostrado esta historia desde otro lugar, ya que me quedé con la sensación de que los 120 minutos habían sido una carrera de la muchacha en cuestión para escapar de su soltería, cuando en realidad podría haber huido del lugar en el que los otros la habían ubicado.
No siempre debemos correr más rápido que nuestra vida de solteros para no ser alcanzados. Pero por qué hay tantos ejemplos que parecen mostrar lo contrario?
La primera podría ser la de los infatigables que cada sábado empilchan y se producen para salir e ir al encuentro de otros solteros con la esperanza de transformarse en la cita inamovible del resto de los sábados del otro.
Después tenemos a los que no se producen y están a la espera de los sonidos mágicos del celular que les anuncien que aquel que creían que se había olvidado de ellos, finalmente los recordó. Luego tenemos a los que creen que los sábados no son días diferentes a los demás e inundan sus noches con películas, video juegos, cervezas y pizzas sin moverse del sillón más que para abrir nuevamente la heladera o atender al chico del delivery de la heladería.
También, no podemos olvidarnos, de los chateadores que visitan cuanta sala de chat exista con su nik perfectamente pensado y su capacidad intacta de conseguir una cita, claro que vía internet, para la semana.
Obviamente que tenemos muchos más estilos de solteros pero más allá de eso, pensaba qué hace que muchos de los seres humanos sin pareja ocupen su tiempo en pasarse al bando de los que si la tienen. Qué hace tan atractiva la posibilidad de tener un otro al lado, y especialmente los sábados a la noche.
Es difícil ser soltero, como casado, como estar de novio, como la primera cita, como la última. Pero indefectiblemente la mayoría intenta perseverar en la dificultad de ser dos.
Y más allá de la comodidad de ser uno, casi sin excepción buscamos la manera de que, mientras nos servimos la segunda copa de vino, pensemos que estar con otro quizás podría ser mejor.
Pensaba esto luego de ver una película en la que la protagonista se separa y tiene que adaptarse a su nueva vida de soltera viviéndolo con pesar y siendo el lugar donde todos depositaban sus miradas condescendientes hacia la nueva "sola" del grupo.
En esta película ella transcurre su nueva soltería con citas fallidas que involucraban seres impresentables, para llegar al final logrando enamorarse y ser nuevamente la mujer feliz.
Y pensaba que quizás podrían haber mostrado esta historia desde otro lugar, ya que me quedé con la sensación de que los 120 minutos habían sido una carrera de la muchacha en cuestión para escapar de su soltería, cuando en realidad podría haber huido del lugar en el que los otros la habían ubicado.
No siempre debemos correr más rápido que nuestra vida de solteros para no ser alcanzados. Pero por qué hay tantos ejemplos que parecen mostrar lo contrario?
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