A cada edad le toca su padecimiento

Yo puedo entender que de chiquita me dolieran las encías cuando me salían los dientitos. Acepto que de adolescente mi cuerpo fuese una deformidad y que me salieran granitos. Comprendo que de más grande me duela algún que otro hueso, que ya no pueda correr más de 8 metros sin perder el aliento y que la gravedad sea despiadada con mis carnes.
Todo ello es aceptable, y saben por qué? porque son cosas de la edad.
Ahora si a los 28 años nos empiezan a salir las muelas de juicio arruinándonos la vida y por los nervios nos sale acné podríamos pensar, además de que la que escribe el blog es un mounstro, que algo no está bien, porque la época de esos quilombitos ya pasó.
Yo soy una señora, no puedo vivir como metida en una publicidad de Barrocutina. Los de Casi ángeles tienen mejor cutis que yo!!!
No hay respeto, es un atropello de la naturaleza y lo peor de todo es que afectan la vida social, no son disimulables. Porque los granitos se notan y las muelas duelen tanto que pareciera que viene el 9 de Nigeria y te encaja una patada en la mandíbula cada 30 segundos.
Entonces yo pienso, ante este panorama, soy muy mala persona para que mi pera parezca la de Toti Ciliberto? Fui muy jodida en otra vida? Que alguien me diga!
Por eso es que debería haber como un decreto en el que se diga que si no padeciste algún dolor en su momento ya no te toca en el futuro, que te lo desactiven, como la varicela que la tenés sólo una vez, no jodamos!