Filmate esto, James Cameron

La naturaleza, la basura del barrio, la lluvia a hectolitros y la tormenta veraniega subtropical hizo que mi barrio fuera Venecia por unas horas. Claro que sin los turistas y sin el romanticismo de las góndolas.
Con lo que nos tuvimos que conformar fue con los gritos de la vecina que tuvo que salir a pescar a su perro que sintió el deseo de hacerse unos largos, a unos nenitos que lloraban porque la mamá justo había salido al super chino y no podía volver y a mi padre que cada vez que pasaba un auto demasiado rápido le gritaba "dale, forro, la puta que te re mil parió".
Yo, desde la ventana de arriba, miraba como corría el agua, así como lo hacían el resto de los vecinos, y me puse a pensar que estaba perdiendo tiempo y que ese tiempo lo perdía cada vez que se inundaba, en vez de hacer algo útil me quedo como atontada mirando como pasan las ramas, las bolsas y todo lo que trae la corriente.
Así pasé mi tarde de viernes, mirando agua pasar, mirando vecinos mirar y pensando que algo no está bien, no sé si es el clima o nosotros, pero algo no está bien.